viernes, 6 de junio de 2014

Radio Sutatenza en Boyacá



Radio Sutatenza en Boyacá

Un 23 de agosto, monseñor José Joaquín Salcedo llegó a Sutatenza y creó las Escuelas Radiofónicas, que se convertirían en la cadena radial.


El 28 de septiembre de 1947 comenzó una era de la radio colombiana. Fue desde un pequeño pueblito enclavado en las montañas del Valle de Tenza, en Boyacá.
Aproximadamente un mes antes, un joven sacerdote recién ordenado, alto, flaco, de facciones anglosajonas y penetrantes ojos negros, llegó a este municipio para ayudar en las labores de la parroquia local. Era monseñor José Joaquín Salcedo Guarín.
En ese tiempo, Sutatenza rondaba los 8 mil habitantes, en su mayoría campesinos que vivían en parcelas aisladas y dispersas por el valle.
En una de las primeras misas que ofició, Salcedo invitó a la comunidad a dialogar sobre los problemas que le afectaban. Los feligreses, acostumbrados a sermones cargados de reproches, aprovecharon y se 'despacharon' hablando sobre sus necesidades, y la más urgente: educación.
Como buen radioaficionado, Salcedo sabía que en el mundo la radio era utilizada como un medio para llevar educación a los adultos de las zonas rurales. Mandó traer un trasmisor artesanal de 90 Wats, fabricado por uno de sus hermanos; y comenzó el 28 de septiembre de 1947 a emitir las Escuelas Radiofónicas, donde se impartían lecciones para aprender a leer y escribir, matemáticas y catecismo.
Probó el transmisor durante un mes, hasta que en octubre obtuvo del Ministerio de Comunicación de Colombia una licencia provisional y el prefijo HK7HM.
El primer programa cultural fue difundido el 16 de octubre de 1947. Era un espacio de música interpretada por los campesinos del municipio. Había nacido Radio Sutatenza. Mariano Ospina Pérez, presidente de Colombia, en 1948 inauguró formalmente la emisora a principios de ese año.
'El profesor invisible', como le decían sus alumnos al padre Joaquín, trasmitía al inicio en un radio de mil kilómetros. En esos primeros días no había muchos radio-receptores portátiles, pero la audiencia de Radio Sutatenza creció rápidamente.
En los últimos meses de 1948 la General Electric donó 100 receptores de radio y un transmisor de 250 wats. Años después volvió a donar otro transmisor de 1.000 wats, 150 radios, una antena y accesorios.
En 1960 Sutatenza inauguró un transmisor de 50 kilowats y en 1968 amplió su potencia de 98 a 580 kilowats. Para 1978 la cadena de emisoras (Bogotá, Barranquilla, Cali, Medellín y Magangué) tenía una potencia de 600 kilowats, la más grande que se haya dedicado en América a la educación rural, con 19 horas diarias de programación, de las cuales seis eran dirigidas a las Escuelas Radiofónicas.
Salcedo dirigía una labor titánica contra el analfabetismo. Uno de los programas radiales de educación de adultos más grandes del mundo, que en su momento llegó a tener mil funcionarios y recibía fondos de la Iglesia Católica de Alemania, países europeos, el Banco Mundial y el Banco Interamericano de Desarrollo (BID).
Hacía el final de sus días, 1987, Radio Sutatenza; que ya pertenecía a la Acción Cultural Popular (Acpo), entidad religiosa creada para expandir las actividades de educación a distancia; tenía en su parrilla de programación espacios de salud, alfabeto, números, trabajo, producción agropecuaria y espiritualidad.
Ocho millones de personas se habían beneficiado de la gesta que inició el joven sacerdote en un pequeño pueblo de Boyacá.


JOSÉ JOAQUÍN SALCEDO GUARÍN Y LA CONSTRUCCIÓN DEL MODELO DE LA INDUSTRIA CULTURAL
 
 La construcción y expansión del modelo de las Escuelas Radiofónicas como práctica pedagógica y de su funcionamiento como industria cultural se debió a la mente, capacidad de trabajo, constancia y dedicación de monseñor José Joaquín Salcedo. Él, como persona, fue un notable líder social reconocido en el mundo y, como gestor, fue además capaz de convocar un equipo humano múltiple y variado, con alto sentido de dedicación para la puesta en funcionamiento del modelo y para concretar en forma práctica la conjunción de una idea de desarrollo del potencial humano con una estructura operativa de avanzada y eficiente gestión empresarial. Es decir: Salcedo fue una persona y un equipo, y como tal no solo fue reconocido de manera amplia y apoyado, sino también en cierta forma temido y vituperado. Este parece ser el sino de los grandes líderes.

Salcedo nace el 8 de diciembre de 1921 en el municipio de Corrales (Boyacá). Es ordenado sacerdote el 31 de mayo de 1947 y por mandato de su obispo, monseñor Crisanto Luque, se desplaza el 23 de agosto del mismo año a Sutatenza (Boyacá) para servir como asistente pastoral del párroco. A partir de ese momento el calendario de sus actividades personales se confunde con el de Acción Cultural
Popular (ACPO), la obra que fundó en compañía de los campesinos de la región del Valle de Tenza.

En la primera etapa la actividad se concentra en dicha región, donde convoca a los párrocos y a los campesinos, y hace la primera experimentación del modelo de las Escuelas Radiofónicas, tanto en el municipio de Tibirita, como en el mismo Sutatenza, con el apoyo decidido de José Ramón Sabogal, párroco de esa localidad, y quien posteriormente fuera subdirector general de ACPO. El 28 de septiembre
de 1947 se realiza la primera transmisión cultural utilizando un radio pequeño de 100 vatios8.

En 1949 se instala el segundo transmisor (de 250 vatios) y se aumenta el número de receptores utilizados por los campesinos; en septiembre se inauguran de manera oficial las Escuelas Radiofónicas por el Gobierno Nacional y el presidente de la República Mariano Ospina Pérez dirige una alocución a los campesinos de Colombia; en octubre Acción Cultural Popular obtiene Personería Jurídica Civil por Resolución núm. 260 del Ministerio de Justicia.

En noviembre del mismo año Salcedo va a los Estados Unidos, y además de exponer ante las Naciones Unidas la importancia de la radiodifusión como medio para educar y alfabetizar al campesino, contrata con la General Electric la construcción de un transmisor modelo HT-1-A de 1.000 vatios y busca colaboración a fin de obtener materiales educativos para las Escuelas Radiofónicas. Luego, contrata con Holanda la construcción de un equipo transmisor de 25.000 vatios y la fabricación de 5.000 receptores de diseño especial destinados a las Escuelas Radiofónicas.
En 1950 se instala el tercer transmisor (1.000 vatios) modelo HT-1-A y la planta Diesel de 220 voltios; se inaugura en la población de Sutatenza el edificio de Acción Cultural Popular y los nuevos estudios de Radio Sutatenza en la denominada Casa Rectoral. La obra de ACPO se extiende a varios departamentos del país.

A partir de estos primeros tres años, se entra en una segunda etapa de consolidación del modelo de educación a distancia a través de la radio, en la cual se pueden señalar los siguientes hechos: en 1951 se intensifica la campaña de alfabetización radial, con la distribución de la cartilla de lectura Leamos y escribamos, suministrada por el Ministerio de Educación Nacional. En 1952 se inauguran los nuevos transmisores de 25.000 vatios de Radio Sutatenza.

En 1953 ACPO recibe asistencia técnica de la Unesco compuesta por los expertos doctor Adischesha, el hermano Idinael, experto en textos escolares y el hermano Fulgencio, técnico en ilustraciones de textos. Esta asistencia técnica se prolonga hasta 1957 y en ella se concreta la preparación y validación de la primera cartilla de lectura y el diseño de las láminas de lectura, escritura y aritmética.

Los servicios de extensión de ACPO comienzan en 1954 por medio de los cursos campesinos, dictados en las veredas y campos por expertos en el medio rural. También se inicia la construcción del edificio de la Central de Servicios de ACPO en Bogotá (carrera 39 N.o 15-11). Se inaugura la emisora Radio Belencito, en Belencito (Boyacá), primera filial de Radio Sutatenza; se da comienzo a los cursos del Instituto de formación de líderes campesinos en Sutatenza, bajo la dirección de los Hermanos Cristianos de La Salle, y se legaliza el contrato con la compañía Philips de Holanda para la importación de 30.000 receptores destinados a las Escuelas Radiofónicas.
En el siguiente año, 1955, se instalan las nueve primeras oficinas seccionales de ACPO en diferentes ciudades de Colombia; se inician clases de las Escuelas Radiofónicas en los centros de Instrucción Militar del país, por convenio entre ACPO y el entonces Ministerio de Guerra; se hace entrega a los campesinos de Colombia de la primera edición de la cartilla experimental de Lectura de ACPO (3.000 ejemplares); el Gobierno Nacional aprueba el Plan de estudios de las Escuelas Radiofónicas por resolución núm. 2327; se inaugura la emisora Radio Sutatenza en Bogotá, segunda filial de Radio Sutatenza; se inaugura en Bogotá el edificio de la Central de Servicios con los talleres de imprenta, mecánica y radio, e inicia labores la Empresa Editorial de ACPO (Editorial Andes).

En 1956 comienza las tareas de formación el Instituto Campesino Femenino de Sutatenza, bajo la dirección de las Hermanas de San Antonio de Padua, de nacionalidad Argentina; se inicia en Bogotá la construcción del edificio de ACPO, llamado cardenal Luque; se edita e imprime la segunda edición de la cartilla de Lectura de ACPO (250.000 ejemplares).

En 1957 se trasladan las oficinas de ACPO del edificio de la Caja Colombiana de Ahorros al edificio cardenal Luque. En 1958 la Unesco, a petición del gobierno de Colombia, destaca el experto S. Ferrer Martín para realizar una evaluación de la labor e influencia de las Escuelas Radiofónicas. La misión se desarrolló entre el 14 de junio de 1955 y el 7 de junio de 1959. En el informe se lee: “[...] los resultados obtenidos por las Escuelas Radiofónicas son apreciables en alfabetización, y mucho más importantes los obtenidos como consecuencia de la labor realizada para elevar el nivel de vida del campesino [...]”. Aparece la primera entrega del semanario El Campesino, que encontró una enorme acogida por corresponder a las necesidades prácticas del pueblo rural; primer periódico de su clase en América Latina y primero de su género en circulación en Colombia.

En 1958 se realiza en la población de Sutatenza el Primer Seminario de Estudios sobre Problemas Rurales —Organización Campesina y Educación— con asistencia del presidente de la república Alberto Lleras Camargo; se suscribe contrato de servicios entre el gobierno de Colombia y ACPO, en el que la Institución se compromete a prestar servicios en la educación integral y fundamental del pueblo, de preferencia en la educación campesina, y que proporcionaría recursos para la siguiente etapa de desarrollo de ACPO.

La tercera etapa, de consolidación y difusión del modelo de empresa cultural de ACPO, inicia a partir de 1959; año en el cual se inician los estudios sobre las cinco nociones de la Educación Fundamental Integral (EFI) que más tarde se concretarían en la publicación de las cinco Cartillas básicas para el pueblo colombiano. El año 1960 fue de expansión de infraestructura, se amplían los equipos de transmisión radial con la inauguración de los nuevos estudios de Radio Sutatenza, de los nuevos transmisores de 50 y 10 kW y de la planta eléctrica de 380 kW. En 1961llegan al país los primeros 10.000 receptores transistorizados, procedentes de la casa Philips y para uso de las Escuelas Radiofónicas y se inaugura la prensa de discos de ACPO, nuevo elemento de acción de la industria cultural.

El siguiente año se entregan gratis a los estudiantes de las Escuelas Radiofónicas las primeras 500.000 cartillas de las cinco nociones básicas (100.000 de cada una); Salud, Alfabeto, Número, Economía y Trabajo y Espiritualidad en ceremonia presidida por el presidente de la república Alberto Lleras Camargo; se inicia el curso especial de cinco meses en el Instituto Masculino de Sutatenza, para 71 ex alumnos del mismo, con el fin de preparar grupos selectos de líderes de Escuelas Radiofónicas que después se distribuirían en el país con misión especial de servir a la Educación Fundamental Integral de los campesinos, además, se inaugura en el municipio de Caldas (Antioquia) el Instituto Campesino Masculino de ACPO para la formación de dirigentes campesinos, con una promoción inicial de cincuenta
jóvenes.

En 1963 se inició el servicio de líderes en las zonas rurales de setenta municipios del país; llegaron a Bogotá los primeros radiorreceptores transistorizados japoneses, marca Toshiba. El contrato fue de 100.000, en una operación financiera realizada en conjunto con la Federación Nacional de Cafeteros; entró en servicio la Emisora Radio Sutatenza en Medellín, tercera filial de Radio Sutatenza (590 kW)
(HRZ – 10.000 vatios) bajo el auspicio económico de la Fundación Pro-bienestar Social de Medellín (Antioquia). En Bogotá tuvo lugar el Primer Congreso Latinoamericano de Escuelas Radiofónicas, con 170 delegados y 44 observadores de veintidós países. Como producto de esta reunión, surge la fundación de la Confederación Latinoamericana de Educación Fundamental Integral (COLEFI) y se crea el Instituto Latinoamericano de Comunicación de Masas.

En 1964 se inició la Cruzada Cultural Campesina, misión de evaluación y de recopilación de información, en la cual el equipo de profesores de ACPO recorrió los campos de 120 municipios en distintas zonas del territorio nacional a fin de apreciar la efectividad de la acción y recoger información útil que orientara el trabajo institucional. Además, en el campo internacional se dictó el primer curso de expertos en la Dirección, uso y manejo de los medios modernos de comunicación social para su formación como líderes de América Latina, especializados en educación fundamental integral, en el Instituto Latinoamericano de Comunicación de Masas; y la Universidad de Fordham de Estados Unidos hizo público reconocimiento del mérito de ACPO y de sus emisoras de Radio Sutatenza.

En 1965 se inició el curso especial para líderes regionales. Fue un tercer curso de diez meses para una primera promoción de directivos de la actividad cultural, seleccionados entre quienes hicieron los dos cursos anteriores y actuaron como líderes en zonas rurales. El objeto era prepararlos para asumir las funciones de dirección y administración de la empresa cultural, con el fin de crear una segunda generación de relevo en el manejo de la misma en manos de los propios campesinos. Además, se lanza el programa de los cien libros de la Biblioteca del campesino en acto presidido por el Embajador de Alemania Oster Mann van Roth, en Sutatenza (Boyacá), con el objeto de propiciar la lectura en las áreas rurales mediante la comercialización por sistema de trueque en lo que se conoció como Un
libro por un huevo.

En 1966 se inició la Organización Regional de ACPO en veinte ciudades para el cubrimiento de todas las regiones del país mediante equipos integrados por una secretaria regional, un líder regional y un equipo de líderes locales. Este se consideró un paso definitivo en la entrega del manejo de la empresa cultural a sus propios beneficiarios, lo que desató movimientos contra dicha medida, en especial en el sector eclesiástico. En el ámbito internacional el gobierno de Alemania se vinculó al Proyecto Educacional de la Operación Antioquia, referente al Instituto Campesino de Caldas (Antioquia), en acto realizado en Medellín y presidido por el embajador alemán señor Oster Mann van Roth. Del mismo modo, se recibió la visita a ACPO Central de Servicios e Instalaciones de Radio Sutatenza en Bogotá de los presidentes de Chile y Venezuela, Eduardo Frei Montalva y Raúl Leoni, respectivamente.

En 1967 se inició la campaña de san Isidro Agricultor como símbolo del hombre nuevo del campo latinoamericano. Se hizo hincapié en la necesidad de incorporar la ciencia, lo mismo que la adopción de innovaciones tecnológicas para la transformación del agro. Se inauguró el monumento a san Isidro en el municipio de Sutatenza, que fue esculpido por el maestro Luis Alberto Acuña. En dicha efeméride se reunieron en la población de Sutatenza altos dignatarios de las religiones anglicana, judía y católica, con el objeto de acentuar el papel ecuménico de las religiones en la promoción del desarrollo del campesino latinoamericano.
Con esto se llegó al año 1968 que señala el ingreso de ACPO a su quinta etapa de madurez y gran desarrollo como modelo de industria cultural. El 23 de agosto se realizó el Encuentro campesino con el papa Pablo VI en el campo San José en Mosquera (Cundinamarca) y salieron al aire, como recuerdo de la primera visita de un papa a Latinoamérica, las cinco emisoras del Sistema de Radio Sutatenza con una potencia de más de 750 kW; las cuales fueron en parte financiadas por el gobierno y la iglesia de Alemania, en conjunto con el patrocinio de otras entidades europeas y estadounidenses.

El modelo de industria cultural quedó configurado del todo a partir de esta fecha y comenzó a rendir frutos inmensos en beneficio de la cultura y la paz del pueblo campesino. Fueron veintiún años de construcción e integración de elementos y componentes culturales, tanto de carácter conceptual, como material y tecnológico, que al final constituyeron un sistema integrado de medios, reforzado por procesos de comunicación interpersonal y grupal al servicio de una educación de adultos concebida como “educación para la vida” y como “educación no formal”. Esto, en síntesis, fue lo que se entendió por la Escuela Radiofónica.

Como ocurre con todas las etapas de madurez, fue en estos años de la historia de la institución ACPO cuando al mismo tiempo que se lograba influir de manera masiva en la educación de adultos, también se agudizaron los conflictos provenientes de diferentes sectores de la sociedad, que al final concluyeron con la desaparición del modelo. En la actualidad la personería jurídica de ACPO sigue vigente en razón de dar respuesta jurídica a algunos requerimientos por parte de sus pensionados y de sus deudores y adelantar algunos proyectos educativos en el ámbito nacional.

2 comentarios:

  1. Que gran desarrollo cultural en Colómbia debiera repetirse con énfasis en la formación moral , cultural y de aprecio por el trabajo del campo. Nos estamos quedando sin campesinos. Felicitaciones para quienes gestionaron tan magna labor y a quienes dieron su apoyo financiero.

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  2. Que gran desarrollo cultural en Colómbia debiera repetirse con énfasis en la formación moral , cultural y de aprecio por el trabajo del campo. Nos estamos quedando sin campesinos. Felicitaciones para quienes gestionaron tan magna labor y a quienes dieron su apoyo financiero.

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